El tango atrae el sol a la Viña

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El tango atrae el sol a la Viña
Ni el cielo gris que amenazaba con deslucir este segundo sábado de Carnaval ni el chaparrón que pasó a todo Cádiz por agua durante la mañana pudieron con esta nueva cita con el tango, que volvía a su casa. La Viña acogía un Carrusel de Coros al que los aficionados han respondido en masa. En cada esquina que da a la Palma se han aglomerado para oir una buena ración de coplas en un recorrido que ha dejado anécdotas en Pericón de Cádiz, Cristo de la Misericordia, San Félix, el mismo para todas las bateas. 
Los grupos no han esperado siquiera a que el día empezara a abrir. A eso de las dos, cuando ya se disipaban las primeras nubes todos estaban en la calle dispuestos para la fiesta. Encabezando el Carrusel por La Palma ha ido un coro de juveniles que admitía no estar dispuesto a perderse la experiencia y han animado a los asistentes con saltos y gritos. Le seguía la batea de ‘Los Ilegales’, la agrupación de Antonio Bayón y José Antonio Valdivia que han tirado de chupa de cuero y chaqueta de pelo, muy acorde con el tipo de roquero de los ochenta, por si el tiempo se torcía y aquel sol que los cogía por sorpresa era cosa de unas horas. 
Apenas unos metros más atrás ya se empezaba a oir el «¡campeones, campeones!», el grito con el que los asistentes recibían a ‘La Trattoria’. A pie y ataviado con el tipo de mafioso italiano iba Julio Pardo, primer premio de este año, algo más adelantado que la batea de su grupo que enfilaba por Cristo de la Misericordia. El autor se detenía a saludar a los conocidos mientras los aficionados le pedían una foto. ¡Y cuánto palo de ‘selfie’! más que coplas le han dedicado durante el Concurso.
Algo más retrasado ha hecho presencia el coro de Nandi Migueles, tercer premio del COAC, que animaba la calle con su estribillo pegadizo, pero respetando el tango de los padrinos de ‘La Trattoria’. Unos y otros se han dado la réplica mientras las bateas han permanecido cerca hasta que ambos han encontado su sitio para que las coplas sonaran sin estorbarse. Y orgulloso por Pericón de Cádiz asomaba ‘La Viña en guerra’, el coro de La Salle, que se ha reservado lo mejor de su repertorio para cantárselos a su barrio. 
Ya en el Mentidero, los coros de Luis Rivero y Lucía Pardo –’Cádiz oculto’ y ‘Que Dios nos coja confesás’– han hecho de la calle su convento. Ha sido una de las pocas ocasiones en las que ambas agrupaciones han coincidido, apenas distanciadas por un par de bateas, pero en el mismo recorrido y a la misma hora. Un magnífico ambiente recibía a los grupos que han salido desde la plaza del Teatro Falla hasta enfilar por Hércules y llegar al Mentidero en un circuito único para todas como el año pasado. 
‘La fábrica de humo’, el coro de Paco Martínez Mora, llevaba tematizada hasta la batea. También ha participado en este segundo Carrusel que ha logrado congregar a decenas de personas desde San Antonio a la Alameda. Los componentes de este grupo han compartido el recorrido con varios de sus hijos disfrazados con el tipo del coro. 
Y en el entorno del barrio salían a la calle las primeras chirigotas ilegales, entre ellas la de Manolín Gálvez, ‘Los chulos de la Guapa’, unos churreros chulapos ante los que se arremolinó una multitud de aficionados para oir una tanda de coplas cargadas de ironía.

lavozdigital

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