La organización del Concurso del Falla ha sido campo abonado a la polémica desde siempre. En los últimos años, aún más. Hasta el punto de que dos agrupaciones de las más seguidas y populares llegaron a renunciar a participar por sus discrepancias con lo que consideraban un certamen demasiado dirigido. La llegada al gobierno municipal de un equipo nuevo, dirigido por un alcalde que tiene experiencia directa como integrante de comparsas, sirvió para descarnar los conflictos y dejar paso a unos cambios profundos a partir del pasado verano pero rumiados durante casi una década por un sector de las agrupaciones. Sus oponentes forman otro grupo, asociado a coristas y comparsistas más veteranos, que debía dejar paso en el Patronato del Concurso a la savia nueva, con ideas distintas y reproches antiguos. Esa brecha, bien conocida por los aficionados, sigue tan abierta como siempre y anoche entró en el Gran Teatro Falla. Si es que alguna vez se había ido. Regresaron las discrepancias como si fuera una chirigota, con su repertorio renovado para decir lo de siempre.
Las pruebas de este distanciamiento aparecieron casi de forma simultánea. Nada más actuar el coro de Julio Pardo y Antonio Rivas, el batallón de soldados andaluces que reivindica el espíritu regional tantas veces cuestionado, el veterano músico, que cumple 39 años de Carnaval y 26 con el trío que completa Juan Lucena como director, resucitó el debate. Aunque el expregonero aseguró que no era noche para meterse «en berenjenales» y que pretendía disfrutar de la actuación de su grupo, calificó de «dictatorial» algunas actitudes de los promotores de los cambios en la organización (menos grupos por sesión, eliminación del descanso, cabezas de serie cerrando cada noche...). Aunque admitió que al cantar primero no se sentía «afectado» por las modificaciones, criticó «la mentalidad de cambiar por cambiar, para que parezca que cambia algo». Pardo se mostró descreído con el nuevo sistema: «No estoy convencido de que alguien vaya a aguantar todas las agrupaciones porque el cabeza de serie canta al final. Saldrá a tomar algo, a fumar o a lo que quiera y luego volverá...». También se mostró irónico con las críticas que recibía el Concurso del Falla el pasado año: «Me parece chocante que se dijera que la fase preliminar era larga, cuando ha pasado de 16 a 23 días, o que el precio de las entradas era un robo cuando actuaban nueve agrupaciones y ahora se mantiene el mismo precio con seis o con cinco agrupaciones».
El otro lado del imaginario ring carnavalesco y casi al mismo tiempo, David Márquez Mateo, Carapapa, usaba las redes sociales para dejar claro que considera a Julio Pardo como uno de los representantes de la vieja organización presuntamente viciada con la que tanto discrepaba (como otros muchos autores de comparsas y chirigotas). A través de Twitter, lanzó un mensaje duro aunque elegante, sin insultos ni descalificaciones: «Hoy es uno de los días que, para mí, la sesión empieza a las 9». Con esa breve frase dejaba claro que no pensaba escuchar al coro de Julio Pardo, que lo ignora y resaltaba la distancia entre los dos sectores del Carnaval: el antiguo y el nuevo régimen.
http://carnaval.lavozdigital.es/noticias/2017-01-27/las-copas-siguen-partidas-dos-20170127.html
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