-Vaya encargo. La concejalía de Fiestas, una delegación idílica si no fuera por el Carnaval.

-Quizás en otra ciudad, esta concejalía sería más de gestión y sin mucha más complicación. Pero el Carnaval, para bien o para mal, lo cambia todo. Significa una expresión popular tan arraigada que conlleva muchas acciones. Y dura prácticamente todo el año

-¿Qué se ha propuesto para sacar adelante una fiesta que tiene tantos focos encima?

-El primer gran reto era la transformación del Patronato, su democratización y la de la fiesta. Entendemos que el Concurso es parte fundamental del Carnaval y la primera gran tarea era el Patronato. Ahora estamos involucrados en los cambios del reglamento.

-Llegó al cargo en plena reforma de los estatutos del Patronato. ¿Por qué cree que ha sido tan farragoso el proceso?

-Creo que todos los cambios que se dan en las sociedades, y más cuando tratan temas tan simbólicos e identitarios como el Carnaval, son complicados. Con gente que se resiste por distintos motivos. No todos malos, porque le tienen cariño a lo que se ha hecho en años anteriores. Pesa cambiar, claro. Y el ser humano es un animal de costumbres. Pero no estamos hablando de una tontería, sí de algo que a todo el mundo le importa, de lo que todo el mundo opina. Y entendemos que cuantas más partes mejor para poner las bases de la democratización de la fiesta y de la representatividad de la realidad de la misma.

-La primitiva intención de dar cobijo solo a las cuatro asociaciones por modalidad en detrimento de las que estaban en la junta del COAC no llegó a buen puerto. Y eso, además de otras cuestiones del proceso de reforma, ha provocado las críticas de los que estaban. No es un buen escenario para diseñar el Concurso 2017, ¿no?

-Siempre es polémico o incómodo que venga gente a proponer encima de la mesa debates que están en los mentideros populares. En primera instancia eso puede resultar farragoso, incómodo y más complicado que tomar las decisiones entre tres. Pero a la larga ellos mismos están viendo que eso es un proceso más complejo, pero más rico. Lo que no ve uno, lo ve el compañero y si no, el siguiente. Debemos aspirar a tener un Patronato donde estén representadas cada una de las partes implicadas. Es el camino a seguir y las asociaciones le van a coger el tranquillo a eso de discutir entre muchos, pues el resultado siempre es más rico.

-Da la sensación de que para el equipo de gobierno todo lo realizado anteriormente no es de su gusto.

-No se trata de lo realizado, más bien de la manera de realizarlo. No estábamos de acuerdo con la metodología con la que se tomaban las decisiones para el Carnaval desde el Patronato. Hubiera sido más cómodo no enfangarnos y seguir como hasta ahora, pero hubiéramos sido ilegítimos con nosotros mismos, con nuestro proyecto de ciudad y con el cariño que le tenemos al Carnaval.

-Una vez leídos los estatutos, el temor de los colectivos es haber perdido peso en la toma de decisiones. La junta ya no se denomina ejecutiva.

-Es normal. Este debate tiene mucho peso en todos los órganos participativos. Hay una serie de leyes que han ido cambiando por muchos temas como mala gestión, corrupción o malversación de fondos públicos. Eso ha hecho que la Ley se haya endurecido y matemos moscas a cañonazos. Y que ahora mismo sea imposible que un órgano como las juntas del Patronato tengan poder de decisión sobre el dinero de todos los gaditanos. La Ley entiende que es el pleno municipal el que debe ser garante de los fondos públicos. Aún así hay un compromiso de este equipo de gobierno de respetar todo lo que nazca del Patronato.

-En la junta de Fiestas también hubo sus más y sus menos el año pasado entre su antecesor, Adrián Martínez de Pinillos, y los colectivos. ¿Cuál es su manera de encarar este problema?

-Conozco a muchos de los representantes de los colectivos. Con unos hemos tenido diferencias, con otros no. Todo es cuestión de discutir y reflexionar en común. También en Fiestas nuestro compromiso es escuchar a todos los colectivos.

-¿Cuáles son las perspectivas para el Carnaval de la calle en 2017?

-Tenemos un reto: devolver el disfraz a la calle e incentivarlo. Antes el raro era el que iba sin disfraz. Ahora es al revés. Queremos promocionar el disfraz con varias propuestas que estamos trabajando. Es algo muy simbólico y transgresor del carácter del gaditano.

-El pregonero de 2017 debe estar al caer.

-Llevamos aproximadamente un mes y medio hablando del tema. Queremos que deje en Cádiz el mejor sabor posible. Estamos buscando exponentes de la ciudad que sean capaces de brillar ante miles de personas.

-¿Será entonces un pregonero carnavalero?

-Toca artista gaditano. Este año creo que es obligado. Hay otras opciones encima de la mesa, pero mi apuesta personal es que sea alguien del Carnaval de Cádiz.

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