El COAC 2016 se presentaba como una verdadera reválida para la modalidad de chirigotas, un tanto devaluada al menos en cantidad y que presentaba ausencias importantes y significativas sobre las tablas. El nivel general fue más bien discreto, eso sí puede presumir de que una de las suyas pegó el auténtico pelotazo del Concurso. Más bien habría que decir que el pelotazo lo pegó Juan, ese personaje que nunca se nos olvidará.

Selu García Cossío fue el auténtico triunfador global e indiscutible del certamen. El nombre hacía prever lo que sabemos siempre, la representación de un estereotipo de personaje muy común en esta ciudad. Ellos lo saben escenificar a la perfección. Quizás lo que a nadie se nos pasaba por la imaginación era lo del muñeco. Todo muy conseguido. Incluso perdonable el gran error de cuartos que, a la vista de algunos precedentes, se sabía que no les condenaría como finalmente así fue.

José Antonio Vera Luque volvió a demostrar que su grupo ha tomado el testigo en cuanto a regularidad del capitaneado por Kike Remolino. Era difícil defender dos primeros premios consecutivos y lo hizo hasta el día de la Final. Grupo competitivo y con muchas tablas volvió a basar en esa capacidad cupletera del autor –probablemente el más ingenioso en la actualidad en este aspecto que tanto puntúa- para mantener sus opciones hasta el último minuto. Lástima que empezara a perder fuelle en cuartos. Pese a eso hubiese sorprendido su triunfo.

La gran sensación ha llegado desde Chiclana con Los Molina. Se veía venir desde hace algunos años y este ha sido el de la confirmación. Llegar a la Final sin pasar por las semifinales. Y porque, como los partidos de fútbol, el encuentro no duró un poco más sino incluso pelean por algo más. Un caso muy similar al protagonizado por Los de gris en 2013, aunque en este caso no lograran la victoria. Enorme alegría para el Concurso. Ellos representan el relevo generacional que necesita una modalidad donde arriba siempre están los mismos.

Sheriff y Canijo protagonizaron un escaso duelo resuelto a efectos de clasificación a favor de primero por un escaso margen en la primera fase. El autor de Carmona presentó una de sus mejores propuestas de los últimos años, sin embargo lleva cinco años negado a tenor de los gustos de los diferentes jurados. De ahí para abajo, el nivel decayó mucho. El Love y su gente no anduvieron a la altura de 2015 y el regreso de Manolín Gálvez al menos le sirvió para saborear las sensaciones de cantar tres veces en el COAC.

Los grandes reveses los sufrieron los grupos de Manolo Santander y Javi El Ojo. En el caso del primero vuelve a sorprender que obtuviera una puntuación más baja en cuartos que en semifinales. Los Kichi gustaron mucho e igualmente sorprendió su ausencia en la tercera fase. Si a los grupos que representan ese relevo generacional se les cierran las puertas mal vamos. También hay que reconocer que es posible ambas sufrieran el efecto rebote de las comparsas. Puestos a dejar fuera de semifinales a agrupaciones era más cómodo decantarse por las chirigotas. Ambas tenían nivel para haber estado un pase más. A una muy buena altura rayó asimismo la de Moisés Camacho, Ramón Peñalver y Paco Cárdenas. Muy clásica sufrió los rigores de los que puntúan y no pudo escapar de una quema de la que solo se salvó el referido grupo de Manolín Gálvez.

Luego está ese pelotón de aspirantes que nunca termina de dar el salto, escenificado principalmente en las chirigotas de Los Illescas, Cascana o la sevillana de Liaño y Bernarquez. Precisamente, la capital hispalense continúa sumando sorpresas agradables. En esta ocasión vino protagonizada por los simpáticos compañeros de fatigas de sus parejas en las rebajas. Tampoco desentonó la chiclanera de Los rebujitos. El resto casi que se conformó con mantener el tipo y poco más. Habrá que esperar tiempos mejores.

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